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Y se me abrieron los ojos (Otra Vez) …

Él envió a su Hijo Jesús, grandeza de Dios, Reino de Dios,

Cada vez que viajo en avión, me gusta mirar la inmensidad del cielo, pensando en la grandeza de Dios y en mi pequeñez.

Sólo que este sábado, mi visión cambió completamente. Al asistir al vídeo sobre nuestra galaxia durante el Simposio del Espíritu Santo, en vez de sentirme menor aún con todas aquellas comparaciones de planetas, vi una cosa que nunca me había dado antes…

Dios creó todo aquello para mí y para usted. No es en vano que Él nos colocó en un planeta que no era el menor ni el mayor, sino un simple planeta en medio de tantos otros. Dios no trabaja por tamaño o aspecto. Analicemos como Él nos hizo para que pudiéramos ser salvos. Él envió a su Hijo Jesús el cual nació de una sencilla mujer y creció en una familia común, de un pueblo no muy destacado en aquella época. Por eso es por lo que los Fariseos y las autoridades de la época no conseguían reconocerlo, porque esperaban que el Mesías viniera de una manera grandiosa y tendría una gran repercusión. Dios vino, pasó en medio de ellos, y no lograron reconocerle porque querían grandiosidad, visibilidad, repercusión…

Así como tanta gente que le gusta ver para creer… invierten en diplomas, estudios, libros, sabiduría humana y para qué, si no consiguen ni ver lo que está debajo de su propia nariz…

¡¡Qué maravilla, ¿verdad? Dios no ve como el hombre ve. Eso quiere decir que toda esa maravilla que vemos a nuestro alrededor, la naturaleza y todo lo demás, es menor en compararción con aquel para quien fue creado. Somos más magníficos e importantes que todo lo que existe en la faz de la tierra!!! Tanto es así que Dios hizo lo que hizo por nosotros – ¡no por la naturaleza! Y digo más, si sin su Espíritu ya éramos tan importantes al punto de él venir a la tierra y sacrificarse por nosotros, ¡¡¡imagine ahora con su Espíritu en nosotros!!!

Mi visión cambió completamente en este último Simposio del Espíritu Santo. No soy tan pequeña e insignificante como pensaba… soy dueña de todo lo que mis ojos ven por la fe. Soy una embajadora del Reino de Dios aquí y todo esto está sujeto al Reino al que pertenezco.

Sabios son aquellos que invierten en esa fe, pues tienen acceso a todo lo que nadie tiene y más – una eternidad gloriosa.

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