En 2016, un sacerdote de Michigan llamado Gerald Johnson sufrió un infarto. Dice que tuvo una experiencia cercana a la muerte (ECM) que lo envió a un lugar que nunca pensó que visitaría: el infierno.
Johnson compartió: “No se lo desearía ni a mi peor enemigo”, “No me importa lo que me hubiera hecho. Nadie se merece eso”.
Johnson dice que inmediatamente después de su infarto en febrero de 2016, su espíritu abandonó su cuerpo físico y bajó al infierno, entrando por “el mismo centro de la Tierra”. Aunque dice que “las cosas que vio allí son indescriptibles”, hizo todo lo posible para compartir esta espantosa experiencia.
Johnson dice que su infernal ECM le hizo darse cuenta de que necesitaba perdonar a las personas que le habían hecho daño, en lugar de esperar su castigo.