durante mucho tiempo, el amor de Dios, en su mente,
La historia comienza cuando Beth, esperaba para embarcar en un avión. Mientras esperaba, sacó su Biblia y comenzó a leer. De repente sintió como si las personas que estaban sentadas a su alrededor la estuvieran mirando. Levantó su mirada y se dio cuenta que sólo estaban mirando algo que estaba detrás de ella.
Se dio la vuelta para ver que era y vio a un guardia de seguridad empujando una silla de ruedas donde estaba sentado un hombre de edad avanzada muy feo, con cabello largo, blanco y enredado. Su rostro estaba lleno de arrugas y no parecía ser nada simpático.
Ella dijo que no supo por qué pero sintió que debía acercarse al hombre y al principio pensó que Dios quería usarla para hacer un bien pero ella en su mente pensaba “oh Dios, por favor, ahora no”
No importa lo que hiciera, no se podía sacar a ese hombre de la cabeza, y de repente, supo exactamente lo que Dios le estaba pidiendo. Tenía que cepillarle el cabello a este hombre.
Ella fue, se arrodilló en frente del hombre y le dijo “Señor, ¿puedo tener el privilegio de cepillarle el cabello?”
Él dijo “¿qué?”
Ella pensó, “¡estupendo! ¡No oye bien!” Una vez más, con voz más alta, le dijo “Señor, ¿puedo tener el privilegio de cepillarle el pelo?”
Él dijo, “si vas a hablar conmigo, vas a tener que hablar más alto, no oigo bien”
Casi gritando volvió a preguntarle, ¿puedo tener el privilegio de cepillarle el cabello?”
Todos la miraban esperando la respuesta del hombre. El anciano la miró confundido y le dijo “bueno, supongo, si eso es lo que quieres”
Ella le dijo “Ni siquiera tengo un cepillo pero pensé, que aún así, debía preguntarle”
Él le dijo “mira en la bolsa que está colgada de mi silla, hay un cepillo allí”
Ella cogió el cepillo y comenzó a cepillarle el cabello. Estuvo allí mucho tiempo hasta que deshizo el último nudo.
Cuando estaba a punto de terminar, escuchó al hombre llorar, ella fue y posó sus manos sobre sus rodillas, arrodillándose delante de el y mirándolo directamente a los ojos, le dijo “Señor, ¿usted conoce a Jesús?”
El respondió: “Si, claro que lo conozco. Mira, mi novia me dijo que no se podía casar conmigo a no ser que conociese a Jesús, entonces aprendí todo acerca de Él y Le pedí que morase en mi corazón hace años, antes de casarme con mi novia. Sabes, estoy de camino para ver a mi esposa. Estuve en el hospital durante mucho tiempo y tuve que venir a esta ciudad para hacerme una operación especial, lejos de mi hogar. Mi esposa no pudo venir conmigo porque está muy débil y yo estaba tan preocupado con mi pelo, no quería que ella me viese con esta pinta pero no podía cepillarlo yo mismo”
Las lágrimas rodaban por sus mejillas mientras le agradecía a Beth el haberle cepillado el pelo.
Ella estaba llorando, las personas que estaban a su alrededor también, y cuando estaban embarcando al avión, el guardia de seguridad, la detuvo y preguntó “¿Por qué hiciste eso?”
Y ahí estaba la oportunidad, la puerta que se había abierto para compartir con alguien más, el amor de Dios. No siempre entendemos los caminos de Dios, pero prepárate, puede que Él nos use para ayudar a alguien que lo necesite, así como ayudó a este señor, y en ese momento también llamó la atención de un alma perdida que necesitaba conocer el amor de Dios.
Cepilla el pelo de alguien esta semana.
Que Dios te bendiga abundantemente.
Ob Celso Junior
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