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El empresario quiere una señal de que la crisis financiera que ha atrapado al país, pase y su empresa vuelva a prosperar… El paciente quiere una señal de que la enfermedad crónica que ha sido diagnosticada no sea su sentencia de muerte… el solitario y deprimido quiere una señal de que un dia valla a ser feliz… el adicto quiere una señal de que su vida valga más que la droga que ha consumido… aquellos que sufren injusticia quieren una señal de que al final que la justicia prevalezca… ¡No hay duda de que todos quieren una SEÑAL!
¿Pero de quien? ¿Quien te puede dar la seguridad de que tu empresa no se va a ir bancarrota como miles que se han ido… que, esa enfermedad crónica no sea tu final… que la soledad y la depresión no sea tu historia de vida… que superaras tu adicción?
La señal que NECESITAS es mucho más que esa que el hombre provee.
¡NECESITAS UNA SEñAL DE DIOS!
No permitas que tu incredulidad ciegue Su razón.
“Si he hallado gracias en tus ojos, muéstrame una señal…” (Jueces 6:17)
Esto fue el principio del diálogo que tuvo lugar hace miles de años, entre el hombre y Dios. El quería lo que todos mas queremos: ¡Una SEÑAL!
Su nombre era Gedeón, y su vida como la tuya, estaba completamente destruida.
El domingo, 25 de noviembre, a las 12 del mediodía, no te pierdas el “Dia de las señales”
¡Aprovecha esta oportunidad para traer a una persona que, como tu, necesita una señal!
“La primera vez que sucedió, no pensé en nada. “Fue una pesadilla, nada de lo que preocuparse,’ me dije a mi misma. Pero luego, ocurrió otra vez y otra vez y esta era la señal que estos episodios extraños era más que un sueño. Después comencé a darme cuenta que no podía dormir en las noches, que aunque me acostaba en la cama extremadamente cansada, no podía pegar ojo. Cada vez que llegaba la hora de dormir, buscaba algo que hacer para evitar irme a la cama, porque sabia lo que pasaría cuando me quedara dormida. Me paralizaba en mi cama con ‘alguien’ presionándome. No podía moverme ni gritar. Quería salir de mi habitación desesperadamente pero no podía – ¡estaba atrapada! Esta cosa sobre mi era demasiado pesada. Estaba aterrada de ir a dormir porque sabia lo que me esperaba. Pero cuando comencé a asistir a las reuniones de limpieza espiritual los viernes en el centro de ayuda UCKG, me sentí aliviada al ver que las reuniones que se hacían eran sobre mi problema. Esta era la señal de que había una salida para mi. Esto me dio esperanza para creer que había una solución. Las siete semanas de limpieza espiritual fue lo que me ayudo a liberarme de mis noches de terror. Al pasar las semanas y al poner en práctica lo que estaba aprendiendo, finalmente ¡me liberé de mi problema!
Hoy duermo como un bebé – de hecho, ¡un poco demás!”
Susan Ugbeyan, Peckham
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