Lo que estás a punto de leer se desarrolla como un extracto de la sinopsis de una película que sigue las vidas secretas de algunos de los jóvenes de la nación. En este caso, el joven en cuestión es Mathew Castro, pero esto no es ficción. Lo que comenzó como un típico rato con amigos se convirtió rápidamente en un momento que cambió el curso de su vida.
Imagínate esto: es tarde, está exhausto después de tener que dispersarse rápidamente. Ahora, separado de sus amigos, trata desesperadamente de encontrar un lugar seguro, pero todos sus sentidos gritan “PELIGRO.” El corazón de Matthew late con fuerza en su pecho como una bestia salvaje desesperada por la libertad, mientras corre por el “Thames Barrier Park”, perseguido por una pandilla de jóvenes armados con cuchillos y bates de béisbol.
La situación comenzó cuando uno de sus amigos insultó a un rival, quien, a su vez, vencido por el odio, estalló en un brote de violencia que puso en riesgo la vida de todos los involucrados.
Cuando Matthew se acercó al Támesis, sus aguas agitadas parecían ser lo único que podía separarlo de la multitud hostil que intentaba golpearlo. En ese momento decisivo, mientras la adrenalina corría por sus venas, supo que esta era su única oportunidad. Sin dudarlo, saltó suspendido en el aire, hacia aquellas heladas aguas. Era como si el tiempo se hubiera detenido y lo que sucedió a continuación es incierto. Todo lo que recuerda a continuación es estar empapado de pies a cabeza y la mirada preocupada de su madre atravesando su apariencia empapada, exigiendo una explicación para este espectáculo desconcertante.
Mientras respiraba hondo, su voz temblaba por el peso de su confesión: “¡Mamá, tuve que saltar!… ¡Pensé que me iban a matar!… ¡No sabía qué más hacer!”.
“Tenía 15 años cuando eso sucedió, nunca olvidaré ese día. Salté porque realmente pensé que me apuñalarían”, dijo Matthew frotándose la cabeza mientras recordaba los sucedido hace casi una década. “Salté una puerta que separaba el parque del río Támesis. Una vez que toqué el agua, no podía respirar. Recuerdo haber sido arrastrado río abajo por la corriente, el impacto de esa agua sucia y fría y el tragarla hizo que me resultara difícil nadar. Sinceramente, no sé cómo sobreviví”, dijo sacudiendo la cabeza.
Si piensas que esta experiencia de muerte ha hecho que Matthew analizara sus opciones, estás equivocado. Pero él no siempre fue así.
Cuando era niño, Matthew se describía como “un buen niño cristiano”. Nunca le faltó nada. Tenía el amor de sus padres, un buen sistema de apoyo, destacaba en la escuela, entonces, ¿qué lo llevó a descarrilarse y quedar atrapado en un estilo de vida tan tumultuoso?
“Ir a la iglesia o tener una buena familia no pudo protegerme de las consecuencias de mis malas decisiones. Quería vivir la vida según mis reglas. Quería divertirme, quería chicas, quería ir de fiesta y vivir la vida que veía cuando estaba fuera. Estaba dispuesto a hacer lo que fuese necesario para tener eso. Fue en la universidad donde realmente perdí el control. Sin mis padres mirando por encima de mi hombro, me solté.
“Fumaba hierba para el desayuno, el almuerzo y la cena. Iba a fiestas donde consumía todo tipo de drogas, incluida la MDMA (éxtasis) y cocaína.
“Por fuera, parecía estar viviendo a lo grande, pero me sentía anormalmente deprimido cuando estaba a solas. Era un sentimiento de profunda tristeza del que no me podía liberar. Todo lo que se me ocurría hacer era drogarme o estar con alguien. Pasaba de relación en relación y gastaba miles de libras esterlinas tratando de complacer a las chicas con las que estaba, pero al final, siempre faltaba algo. Hasta que conocí a la chica con la que pensé que me casaría.
“Quería ser mejor para ella y traté de recuperar el control de mi vida. Intenté dejar de fumar pero no pude. Intenté concentrarme en mis estudios, pero después de cuatro años de pasar de todo, parecía imposible. Me sentía inútil. Hubo momentos en los que jugué con la idea de acabar con mi vida, pero en el fondo sabía que no era la respuesta.”
Con la esperanza de tratar de ayudarlo, la entonces novia de Matthew lo invitó a ir a la iglesia con ella. Para su sorpresa, el lugar al que ella lo llevó no era otro que la iglesia de su infancia, la Iglesia Universal.
“Aunque mis ojos estaban rojos y todavía estaba drogado por la hierba que ambos acabábamos de fumar, todos los recuerdos de estar en la iglesia cuando era niño regresaron. No reconocí al pastor, pero cuando dijo: ‘Tú que eres adicto, tú que estás ansioso, triste’, me quedé atónito. ¡Era como si me estuviera hablando a mí! En ese momento, me di cuenta de que necesitaba encontrar mi camino de regreso a Dios.”
La asistencia regular de Matthew a las reuniones de la iglesia se convirtió en un punto de inflexión en su vida. Las enseñanzas y el apoyo que recibió le inculcaron una nueva determinación. Tomó la valiente decisión de abandonar sus vicios. También se distanció de las influencias negativas y ahora, encontró la fuerza interior para mantenerse firme, a pesar de las invitaciones para volver a su antiguo estilo de vida.
“Ahora estaba solo, sin amigos, sin novia, ¡pero estaba bien! No sentía el vacío que me llevaba desesperadamente a fumar o ir de fiesta. Ahora podía concentrarme en completar mis estudios. El cambio fue tan grande que me licencié en física con excelentes notas, para la sorpresa de mi tutor que dudaba que eso pasaría”.
Hoy en día, Matthew ha transformado su vida y ha encontrado un nuevo propósito. Se dedica a ayudar a otros que pasaron por lo que él pasó, capacitándolos para cambiar sus vidas. Él, reflexionando sobre su trayecto, comparte: “El aspecto más gratificante es poder ofrecer apoyo a los demás y verlos experimentar cambios positivos como yo”.
La historia de Matthew sirve como un faro de esperanza, recordándonos que con el apoyo adecuado, cualquiera puede emprender un camino transformador hacia un futuro mejor.
Si puedes identificarte con los temas mencionados en la historia de Matthew y te gustaría hablar con alguien, llámanos al 0207 686 6048 o envíanos un WhatsApp: 074 9097 9661.