de cara a cara, En la multitud, tiempo para pensar,
El Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad. Al principio, Dios solía hablarle a las personas a través de los sueños y de visions;. El era audible. Cuando vino Jesús, Él le hablaba a las personas de cara a cara, pero cuando Él ascendió para estar con Su Padre, Él dejó al Consolador, el Espíritu Santo, para ayudarnos.
Hoy no escuchamos la voz de Dios de manera audible ni lo tocamos físicamente, pero tenemos la mejor bendición de todas. En nuestros tiempos, podemos tener a Dios en nuestro interior.
El Espíritu Santo entra en la persona para hacerla completamente nueva, para que refleje los atributos de Dios.
Entonces ¿Qué se tiene que hacer para tener el Espíritu Santo?
Hazte a la idea de que estás ayudando en una demostración acerca de lo qué entorpece a la gente que no recibe el Espíritu Santo. En la multitud, te está mirando gente que conoces y gente que no conoces.
Te piden que te saques la chaqueta y tu lo haces.
“Sácate los zapatos y los calcetines” Lo haces.
“Sácate el reloj” Sin problema.
“Sácate el cinturón” Fácil de hacer.
“Sácate la camisa” Está siendo un tanto demasiado personal.
“Sácate tus pantalones” ¡Eso es demasiado!
Porque tus pantalones cubre tus partes privadas, el sacarlos te expondrían ante todos los que te rodean, pero ¿A quien le gusta ser expuesto?
La exposición conlleva vergüenza y humillación… y muchas personas no quieren desnudarse ante Dios. Pueden sacarse la chaqueta, los zapatos, el reloj, etc. que representan las cosas malas que tienen que dejar de hacer, los rencores, mentiras, promiscuidad, malas compañías, etc., pero no son capaces de mostrarle todo a Dios.
No quieren revelar la fealdad escondida, pero esto es lo que tienes que dejar para que Dios pueda entrar en tu interior. Cuando eres sincero, desnudo y totalmente entregado a Dios. Su Espíritu es libre de hacerlo todo nuevo en ti.
Pero la verdad es, las personas no quieren entregarse. Les gusta su vida, quieren mantener sus pantalones puestos y se comportan como Adán y Eva en el jardín después de la caída, se cubren.
El Espíritu Santo es la inversión más grande y más importante que puedas hacer. Es por esto que tenemos el ayuno de los 21 días.
Te da tiempo para pensar, para razonar, para entender y reconocer lo que te ha estado separando de Dios, para saber qué es lo que te está pidiendo para que pueda llenarte o revivirte.
Que Dios te bendiga en abundancia.
Ob Celso Junior
bpcelsojunior.com/es
bishop@uckg.org
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