Quiero tu fe

en la vida, momento de tu vida, tener una gran fe, una fe inteligente,

 

sad man in

Cuántas veces las personas vienen a nosotros y nos dicen, “Le pido a Dios pero no ocurre nada en mi vida. ¡Quiero tener una fe como la tuya, ayúdame por favor!”

El error de ellos es pensar que necesitan una fe grande para conquistar algo en la vida. El Señor Jesús mismo dijo, “Si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: “Pásate de aquí allá”, y se pasará; y nada os será imposible.” (Mateo 17:20).

No necesitas una fe grande (tamaño), sino una gran fe (calidad). Y ¿Qué significa tener una gran fe? Es simplemente obedecer la Palabra de Dios. Eso es todo, el tipo de fe que trae resultados es la fe obediente, la cual trabaja en nuestro intelecto, y no la fe emocional que procede del corazón, el cual es el centro de nuestras emociones.

No es por casualidad que Abraham sea considerado el padre de la fe. El no realizó ningún milagro, sino que obedeció la voz y la guía de Dios.

Una fe obediente es una fe inteligente. Si Dios me pide que haga algo, yo lo hago. ¿Por qué?

• Porque Él siempre quiere lo mejor para mi.

• Porque Él sabe exactamente lo que me va a ocurrir.

• Porque El todo lo puede.

La fe que viene del corazón, por otro lado, hace que la gente levante sus manos y pataleé en el suelo, diciendo, “Estoy indignado en contra de esta situación y listo para nada…” pero cuando la situación se pone realmente difícil, no obedecen la voz de Dios. Este tipo de fe no trae resultados, e incluso, si conquistan unas cuantas cosas, no durarán mucho tiempo.

Si lees Deuteronomio 28, podrás entender esta fe inteligente. Todo lo que Dios pide es que Su pueblo Le obedezca y todas las bendiciones que una persona pueda pensar son prometidas allí; sin embargo, todas las maldiciones también están disponibles para aquellos que deciden desobedecerle.

La buena noticia es que obedecer es cuestión de decisión propia. Tu decides obedecer o no obedecer la voz de Dios.

Si no sabes cual es la voluntad de Dios o qué hacer en este momento de tu vida, díselo al Espíritu Santo ahora mismo, “Mi Dios, muéstrame Tu voluntad y dame la fuerza para ejecutarla.” (Yo aprendí esto con el Obispo Macedo)

Te aseguro que tu vida nunca será la misma.

P.D. No te olvides: Lo que sembramos (cuando decidimos obedecer), cosecharemos. Es por esto que en el día del Juicio nadie tendrá excusas que dar.

Ob Celso Junior | bishop@uckg.org

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