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Quien algo quiere algo le cuesta

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junoi-in

Mirando en la palabra de Dios, reconocemos que nuestro Dios es un Dios de actitudes. La mayor prueba de esto es que, en vez de hablar repetidamente acerca de la salvación de la humanidad, Lo mostró entregando a Su Hijo, lo que se conoce como la mayor actitud de amor y abnegación. El es un ejemplo a seguir y una lección que debemos aprender, que, a veces, tenemos que dejar de quejarnos y, llevados por la indignación, actuar y ya.

Mucha gente odia las circunstancias en las que viven y hacen que todos los demás se enteren. Se quejan de su trabajo y hasta de su familia; luego se quejan del gobierno y hasta de los vecinos; se quejan de los infelices que son con sus parejas, etc. Pero la mayoría de las veces, estas mismas personas no están preparadas para hacer algo mas aprte de hablar. Se la pasan lloriqueando pero hacen muy poco para cambiar su situación.

Hay muchas situaciones en la Biblia entera donde Dios necesitó de alguien que, mediante su actitud de indignación, guiaría a Su pueblo a la victoria. El criterio para elegir a esta persona especial no era la elocuencia al hablar. Moisés, por ejemplo, era conocido por tener un impedimento al comunicarse; sin embargo, Dios no se fijó en como hablaba, sino en la indignación que tenía dentro de su corazón.

Cuando pasamos hora orando, Dios espera a que nosotros pongamos nuestra fe en práctica. Es por eso que el Señor Jesús dijo que no seremos oídos por la palabrería. El te mira y dice, “Sé que quieres un cambio en tu vida, pero ¿Qué vas a hacer al respeto?”

Abraham, Moisés, Elías, David, Gedeón y muchos otros se indignaron. Y es, exactamente, esa la razón por la que sus nombres están entre los grandes.

La primera vez que Gedeón hablón con el Ángel del Señor, parecía como si estuviera indignado en contra de El. Pero no lo estaba. Estaba indignado en contra de la situación en la que se encontraba, y estaba dispuesto a hacer algo al respeto.  Dios debió haber pensado, “¡SI, por fin encontré a alguien que esta listo para salvar a Mi pueblo!” No tuvo que preparar a Gedeón, porque lo que le faltaba en conocimientos bíblicos, lo completó con su indignación.

Querido amigo, ha llegado la hora de indignarse y cambiar nuestras vidas. Pero si no estamos listos para hacer esto, no tenemos derechos a quejarnos de nada.

Dios perdonó al pueblo de Israel cuando construyeron el becerro de oro y cometieron todo tipo de promiscuidad. Pero solo cuando no dejaban de hablar acerca de los gigantes de la Tierra Prometida fue que se les negó la entrada a la tierra donde manaba leche y miel.

Indígnate y actúa – es la única manera de asegurar la victoria. Ahora, ten una cosa en cuenta: toda gran victoria requiere un gran sacrificio. ¡Quien algo quiere, algo le cuesta!

Que Dios te bendiga en abundancia,

Obispo Celso Junior
bpcelsojunior.com
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bishop@uckg.org

 

ONE Comments

  • Yolanda

    9 March 2013

    Desde luego... si no estás satisfecho con tu situación, Lee, aprende y actúa, que quejándote no solucionas nada, mas bien pierdes tiempo....

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