dentro de esta Casa, es muy simple, la Casa del Sacrificio,
Ahora estarán abiertos Mis ojos, y atentos Mis oídos, a la oración en este lugar: Porque ahora he elegido y santificado esta Casa, para que esté en ella Mi Nombre para siempre; y Mis ojos y Mi corazón estarán ahí para siempre. 2 Crónicas 7:15-16
Si los ojos de Dios no se cierran, entonces ¿por qué dijo: “Estarán abiertos Mis ojos”?
Si los oídos de Dios no están tapados, entonces ¿por qué dijo: “Estarán atentos Mis oídos”?
La respuesta es muy simple: Dios lo ve todo, pero lo que Él ve dentro de esta Casa es tan fuerte, tan fuerte, que pasa a ser diferente a todo lo que Él ve en cualquier otro lugar.
Dios lo oye todo, pero lo que Él oye dentro de esta Casa es tan fuerte, tan fuerte, que Él coloca Sus oídos atentos a todo lo que es dicho en esta Casa.
Por eso esta es la Casa del Sacrificio.
Y Él además da énfasis diciendo: “… y Mis ojos y Mi corazón estarán ahí para siempre”. O sea, Él ve todo, pero Sus ojos están puestos en todo lo que es hecho en este Lugar.
¡Imagínese el corazón de Dios todos los días dentro de esta Casa!
Ya que el corazón representa la vida, eso quiere decir que es la vida de Dios la que está todos los días en este Lugar. Y este corazón no es corrupto ni engañoso. Esta es la vida abundante que el Señor Jesús vino a traer.
Usted va a buscar esta vida abundante, ¿o no?
Resumiendo, nada de lo que sea dicho o hecho en la Casa del Sacrificio Le pasará desapercibido a Dios.
Obispo Macedo
bispomacedo.com.br/es
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