Lucha con Dios no contra Él

voluntad de Dios,

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Meditando en el pasaje donde Jacob luchó con Dios, Dios nos hizo ver algo único; nos reveló un mensaje y el Obispo Alvaro quiere compartir este tesoro con nosotros.

“Entonces el hombre dijo: Suéltame porque raya el alba. Pero Jacob respondió: No te soltaré si no me bendices.  Y él le dijo: ¿Cómo te llamas? Y él respondió: Jacob.  Y el hombre dijo: Ya no será tu nombre Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has prevalecido.” (Génesis 32: 26-28)

Al preguntarle el nombre a Jacob, Dios quería que él mirase en su interior. Dios sabe todo, Su propósito no era averiguar quien era Jacob, era para hacer que Jacob reflexionara en lo que estaba haciendo y que dejara de luchar contra Él.

Y esta es la misma pregunta que Dios nos está haciendo hoy: Nos pregunta cuanto tiempo lo vamos a resistir. Muchas personas están luchando contra Dios y cuando hablamos de luchar, nos referimos a luchar contra la voluntad de Dios. En vez de luchar con Dios, muchos de nosotros lo resistimos.

La voluntad de Dios es soberana y es lo mejor para nosotros, pero a veces, comenzamos a creer que sabemos más o puede que te muestre que un trabajo no es para ti, que quizás afecte tu salud y tu familia de una manera negativa pero elegimos ignorar Su guía.

Cuando seguimos luchando contra la voluntad de Dios, nos hacemos daño. Dios no quiere que sintamos dolor, Él quiere que seamos felices. Desafortunadamente, nos empeñamos en seguir por el camino que no nos conviene.

Algunos de nosotros hasta vamos tan lejos como cuestionar el por qué Dios no nos detuvo cuando hacemos las cosas a nuestra manera. Dios no detiene a las personas; Él les muestra que si continúan por el mal camino, acabarán cayendo.

Conozco a personas que aprenden de sus errores pero, vamos a ser sabios, cuando Dios nos muestre lo que nos beneficia, vamos a prestarle atención para que no tengamos que pasar repetidamente por el mismo dolor. Deja que se haga Su voluntad. Tenemos que encajar en el plan de Dios y dejar de intentar que Él encaje en el nuestro.

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