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La Gloria de la Segunda Casa

en nuestras vidas, la Obra de Dios, un Templo para Dios,

macedo-inAnda, y haz todo lo que está en tu corazón, porque el SEÑOR está contigo.” 2 Samuel 7:3

Esas fueron las palabras dichas a David cuando Él quiso construir un Templo para Dios.

Dios es Quien efectúa tanto el querer como el realizar, según Su buena voluntad.

Él colocó ese querer en el corazón de David, y lo colocó también en el corazón del obispo Macedo.

Ya tuvimos oportunidades de ver en la obra de Dios verdaderos “divisores de aguas” que causaron un antes y un después, como por ejemplo la prisión del obispo en el año 1992. Pero, tratándose del Templo de Salomón, la proporción de ese nuevo divisor, escapa a nuestro entendimiento y a nuestras expectativas por el simple hecho de que la Palabra de Dios dice:

La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos; y daré paz en este lugar, dice el SEÑOR de los Ejércitos. Hageo 2:9

Si en aquella época la respuesta de Dios en el Templo levantado por Salomón fue algo extraordinario, imagínese ahora en el Templo levantado en San Pablo, Brasil.

Existen fechas que son inolvidables, pues fueron marcadas por hechos importantes.

La inauguración del Templo este año 2014, es algo que quedará marcado en la historia del mundo y en nuestras vidas también.

¡Yo no veo la hora!

Obispo Macedo

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