La esposa de un soldado herido 2º parte

luchar a su lado, un gran milagro, una misión de sacrificio,

La esposa de un soldado herido 2º parte

 

Un coche iba en dirección contraria a alta velocidad y se chocó contra el coche que estaban ellos.

Fue una temporada de mucho estrés porque mi marido tuvo varias fracturas en su cadera y en la pierna izquierda. Hacía un mes que yo estaba clamando a Dios constantemente para que nos librara de todo lo que estaba sucediendo. Estábamos en una misión de sacrificio total y, de repente, el soldado tuvo que detenerse porque era incapaz de continuar en esa guerra.

Entre las dificultades, en el hospital y después de dos operaciones, una mañana temprano entré en la habitación donde estaba hospitalizado y cogí la Biblia, como siempre, que solía leérsela. Mientras leía, él dijo inmediatamente, “¡Lee otra vez!”

Estaba leyendo el libro de Isaías, capítulo 40, y sugiero que leas todo el capítulo. Esto provocó el principio de un gran milagro para el soldado, puesto que sentía una gran dolor todos los días y era incapaz de calmarlo.

Esta palabra nos hizo reconocer que de nada servía interrogar a Dios, preguntarle por qué.

“¿A quién, pues, me haréis semejante para que yo sea su igual? —dice el Santo. Alzad a lo alto vuestros ojos y ved quién ha creado estos astros: el que hace salir en orden a su ejército, y a todos llama por su nombre. Por la grandeza de su fuerza y la fortaleza de su poder no falta ni uno. ¿Por qué dices, Jacob, y afirmas, Israel: Escondido está mi camino del Señor, y mi derecho pasa inadvertido a mi Dios? ¿Acaso no lo sabes? ¿Es que no lo has oído? El Dios eterno, el Señor, el creador de los confines de la tierra no se fatiga ni se cansa. Su entendimiento es inescrutable. El da fuerzas al fatigado, y al que no tiene fuerzas, aumenta el vigor. Aun los mancebos se fatigan y se cansan, y los jóvenes tropiezan y vacilan, pero los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas; se remontarán con alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán.”. (Isaías 40:25-31)

Es por eso que es tan difícil encontrar una esposa de soldado que está siempre preparada y sumisa. En otras palabras, que es la base firme, que edifica y ayuda incluso en tiempos de gran aflicción.

Ella cuida de las cosas que exigen sacrificio y no tiene tiempo para distraerse, pues siempre está preparada para ser la esposa de un soldado.

La esposa de un soldado se entrega diariamente para luchar a su lado, ¡dondequiera que él vaya!

Sra. Claudia Brito

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