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El pecado significa desobediencia. Nosotros debemos obedecer a Dios. Por eso Él nos dio libre albedrío. Su intención es tener a personas que quieran estar verdaderamente con Él.
Y a través de nuestra obediencia a Dios, que lo pongamos a prueba, que lo queramos tener como número uno en nuestras vidas y que nuestro mayor deseo sea pasar el resto de nuestras vidas con Él.
La elección de obedecer a Dios significa odiar el pecado y no vivir en el pecado ni actuar en desobediencia a Él.
Nadie está obligado a hacer esto . Es una elección. Pero una vez que el ser humano acepta vivir en obediencia, Dios le da Su Espíritu para ayudarle con esta elección.
El problema con el pecado es que te vuelves víctima de las acusaciones del diablo. Primero, el acusador afecta la conciencia, después va a Dios y lo denuncia ant e Él.
El trono y el Reino de Dios se basa en la justicia. Por eso, Él solo acepta lo que es correcto. Nosotros siempre tenemos elección. Dios y el diablo no pueden imponer nada sobre nosotros. Ambos están sujetos a nuestro libre albedrío.
“Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios”(Efesios 2.8)
La fe es la garantía de que el cielo y el infierno son reales. Dios genera esta fe en los corazones de aquellos que son sinceros.
Jesús pasó más tiempo con los condenados por la sociedad porque eran más sinceros que los que conocían la L ey.
La salvación viene de la fe porque no la conseguimos ver. A penas tenemos una palabra que nos lo confirma.
Como la salvación viene de la fe, cuando pecas y eres acusado, las dudas tienen la libertad de jugar con tu mente. Las dudas destruyen tu fe y la fe de muchas personas que cayeron debido al pecado.
Dios te está ofreciendo la salvación. Todo lo que tienes que hacer es confesar tus pecados.
Que Dios te bendiga
Obispo Randal Brito
bishop@uckg.org
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