¡Es una cuestión de visión!

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Imagínate que tienes que ir a algún sitio. Decides ir a cierto lugar, o recibes un encargo para que vayas a algún lado. ¿Qué es lo primero que tienes que hacer? En la mayoría de los casos, probablemente sea: “¿Cómo voy a llegar allí?” Una vez que sepas a donde ir, necesitas visualizar tu ruta; la manera más conveniente de llegar a tu destino.  Ahí empieza la visión.

Hemos estado hablando de visión durante las últimas semanas, pero es muy importante que entiendas las implicaciones prácticas de este tema. Una vez que lo entiendas, nunca volverás a ser igual.

Dios es la fuente de toda inteligencia e inspiración. Él le da una visión a aquellos que lo buscan y están dispuestos a seguirlo. Tener una visión es ser capaz de escuchar de Dios, y de compartir los grandes planes que Él tiene para nosotros con una mente abierta y una actitud positiva. Si Él te da una dirección y te muestra cómo llegar allí, es cuestión de elegir si vas a vivir el sueño o no.

Puede que parezca una elección obvia pero, desafortunadamente, hemos visto a mucha gente que decidió no creer en la visión. Lo ven como una expectativa poco realista, algo incierto o ilusorio, y por lo tanto no se pueden beneficiar de ellos porque no están en espíritu. Para que tú te la visión que Dios nos da, tienes que estar en espíritu.

Cuando a Juan lo exiliaron a la isla de Patmos, él estaba en espíritu (Apocalipsis 1.10). Esto lo capacitó para recibir la revelación más maravillosa de todos los tiempos: el libro del apocalipsis mismo, el cual describe los sucesos de la era moderna hace miles de años antes de que sucedan. ¡Habla de la visión!

Esta bendición maravillosa está disponible solo para aquellos que están en Espíritu, o sea, aquellos que estén en la fe. Es por eso, exactamente, que tenemos los 5 domingos de visión. El domingo 26 de mayo fue el primero, y si no tienes el álbum todavía, puede pedir uno a cualquiera de los pastores. Aprenderás cómo permanecer en Espíritu y tendrás tus ojos espirituales abiertos a cosas que probablemente nunca has pensado. ¡No lo perdería por nada en el mundo! ¿Y tú? ¡Es cuestión de elegir… y de visión!

 

Obispo Celso Junior
bpcelsojunior.com
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