¿Es la muerte un tema que te hace sentir incómodo?

Death

El ciclo de vida humano abarca el nacimiento, el crecimiento, la reproducción y la muerte. Entre estas etapas, la muerte es la única certeza para quienes nacen. A pesar de su inevitabilidad, hablar de la muerte provoca una amplia gama de reacciones. Algunas personas tocan madera con superstición, mientras que otras prefieren no pensar en ella en absoluto.

Sin embargo, la muerte física tal como la conocemos no es el mayor problema para los seres humanos, ni el fin último. Esto se debe a que, mientras para los humanos, la muerte significa el cese de las funciones corporales, para Dios, representa la separación. Para entender este concepto, debemos volver a visitar el Jardín del Edén.

Cuando Dios creó a los seres humanos, nos hizo eternos. El plan de Dios era mantener una comunión continua con su creación, pero había una condición: la obediencia voluntaria a Él. Voluntaria porque Dios nos dio el poder de elegir: no quería ser amado por obligación. Al elegir obedecer a Dios, el individuo estaría mostrando su amor y confianza en Él. Entonces, Dios dijo: “De todo árbol del huerto podrás comer, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás” (Génesis 2.16-17).

Todos sabemos lo que pasó después: comieron del fruto prohibido y, aunque no murieron físicamente como se imaginaba, sufrieron la muerte espiritual a causa del pecado, lo que los separó de Dios. Al fin y al cabo, ¿cómo podrían permanecer cerca de Dios si no eran capaces de escuchar lo que Él les había pedido?

A partir de ese momento, el pecado entró en el mundo, y como Dios, en Su Pureza y Santidad, no puede coexistir con el pecado, los seres humanos quedaron espiritualmente muertos (separados). Solo había una vía para la reconciliación: que alguien sin pecados muriera en el lugar del pecador. Así, Dios –que nunca dejó de amar a la Humanidad– entregó a su Hijo Unigénito, Jesucristo, para que muriera en nuestro lugar, para que todo aquel que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna (mira en Juan 3:16). Es importante señalar que esta promesa no es para todos, sino “para los que creen”.

Ahora, volviendo al principio de este texto, ¿recuerdas cómo mencionamos que Dios nos creó como seres eternos? Cuando el cuerpo físico muere, el alma continúa viviendo por toda la eternidad. La muerte eterna le sucede a aquellos que mueren físicamente sin aceptar al Señor Jesús como su Único Salvador. Por otro lado, todos aquellos que aceptan al Señor Jesús mientras aún están vivos tendrán vida eterna.

¿La muerte es un tema que te hace sentir incómodo? Recuerda, mientras estás vivo, tienes el poder de elegir la vida que llevarás tanto aquí como en la eternidad; esencialmente, el destino de tu alma. Una vez que ocurre la muerte física, se acaba la oportunidad de decidir el destino de tu alma. Piénsalo, porque no sabemos el momento exacto en que partiremos de este mundo. Dios desea salvar a todos, pero no obligará a nadie a entrar al Cielo. Solo aquellos que elijan voluntariamente tendrán esta oportunidad.

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Evento: Los 5 fundamentos de una fe fuerte
Fecha y hora: Comenzó el miércoles 11 de septiembre y finaliza el 8 de octubre a las 19:30h (también a las 7h, 12h y 16:30h)
Ubicación: En la Iglesia Universal en español