Christ, God, la decisión correcta, luchar con Dios, una gran nación,
Nada bendice más la vida de una persona que la decisión. No es necesario ni orar, pues la decisión se transforma en bendición.
Fue lo que sucedió con Abraham. La orden fue dada: “Deja todo y parte hacia un lugar desconocido”. Él podría haberse quedado, pero tomó la decisión que lo hizo padre de una gran nación.
Jonás, que también recibió una orden, hizo lo contrario. Tomó también una decisión, pero se transformó en maldición: fue a parar al vientre de la ballena.
Zaqueo descendió de prisa cuando el Señor Jesús lo ordenó, y tomó la decisión de darle la mitad de sus bienes a los pobres y, si en algo hubiese robado a alguien, le devolvería cuatro veces más. No se habla en sermones contra sus actitudes, ni en oraciones, pero hubo una decisión y, por eso, hubo Salvación en aquella casa.
El joven rico se fue triste, pues no confió en Aquel que le dijo: “… anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo…” Marcos 10:21
Inmediatamente después, el Señor Jesús les declaró a los discípulos: “De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de Mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras…” Marcos 10:29-30
¿Ya pensó qué hubiera sucedido si ese joven hubiese tomado la decisión correcta? ¿Qué inversión en este mundo ofrece cien veces más?
La verdad es que la persona, cuando decide sacrificar, está contrariando a todo el infierno y, consecuentemente, está agradando a Aquel que transforma la decisión correcta en bendición. No espere que los otros decidan por usted – los que vencieron estaban solos.
Jacob decidió luchar con Dios, pues, hasta entonces, era un hombre descontento con la vida. Pasó a ser Israel y cambió radicalmente.
Tenemos otros ejemplos como el de Daniel, José, David, Elías, etc. Todos ellos transformaron sus decisiones en bendiciones.
Estamos viviendo la fe de la Hoguera Santa. Puede estar seguro: la decisión que usted toma de lanzarse, de obedecer y de poner su todo en el altar se va a transformar en grandes conquistas en su vida. Su decisión lo va a bendecir.
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