La fe es un aspecto esencial de la vida humana, que funciona como una fuerza fundamental que influye en las acciones y decisiones diarias. Puede verse como un “órgano” vital de la experiencia humana, que guía a las personas a través de sus rutinas y creencias. En muchos casos, las personas ejercen la fe en circunstancias ordinarias, confiando en que cuando se levantan de la cama, sus piernas las sostendrán, que el autobús, el coche o el avión las transportarán de manera segura a su destino o que los medicamentos recetados producirán los resultados esperados. Este tipo general de fe es práctica y no necesariamente está relacionada con las creencias religiosas.
Sin embargo, dentro de un contexto bíblico, podemos identificar dos tipos distintos de fe descritos en la Biblia:
Considera este pasaje:
“Entonces comenzó a increpar a las ciudades en las que había hecho la mayoría de sus milagros, porque no se habían arrepentido. ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros que se hicieron en vosotras se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se hubieran arrepentido en cilicio y ceniza. Por eso os digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás elevada hasta los cielos? ¡Hasta el Hades descenderás! Porque si los milagros que se hicieron en ti se hubieran hecho en Sodoma, esta hubiera permanecido hasta hoy. Sin embargo, os digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma que para ti.” (Mateo 11:20-24)
El Señor Jesús dejó en claro que el propósito de los milagros que realizó durante su tiempo en la tierra, y que todavía realiza, es el arrepentimiento. Tienen como fin que las personas vean las obras de Dios, despierten y entiendan que Él existe y que todo lo escrito en las Escrituras es verdad.
Las personas de las ciudades mencionadas tenían fe para recibir bendiciones, pero no tenían fe para dejar atrás sus pecados y entregar sus vidas a Dios. Muchos de ellos incluso gritaron: “¡Crucifícalo!” mientras Jesús caminaba hacia el Calvario. La misma situación se repite hoy. La gente rara vez viene a la iglesia para ser salva, sino para resolver sus problemas. No hay nada de malo en eso, pero muchos reciben bendiciones y luego se alejan porque les faltó la fe para arrepentirse.
Hoy, Jesús te trae la misma reflexión. Has presenciado muchas señales en tu vida o en la vida de otros, pero aún no te has arrepentido. ¿Qué estás esperando? ¿Qué te impide arrepentirte?
Este pasaje deja en claro que no se aceptarán excusas, especialmente para aquellos que ya han presenciado las señales. Ahora es el momento de tomar una decisión: arrepentirse, lo que significa cambiar verdaderamente tu mente y tu comportamiento. El arrepentimiento se trata de pasar de tu antigua manera de pensar a alinear tus pensamientos y acciones con la Palabra de Dios.
Para fortalecer esta fe y profundizar tu relación con Dios, invierte tiempo cada semana en buscar la salvación para tu alma. Todos los domingos y miércoles, la Iglesia Universal tiene reuniones especiales para ayudarte a fortalecer tu comunión con Dios, crecer espiritualmente y enfocarte en lo que realmente importa: la Salvación de tu alma. Únete a nosotros en la Catedral de los Milagros, 232 Seven Sisters Rd, Finsbury Park, Londres N4 3NX.