DAR PARA SER ABSOLUTAMENTE LIBRE

bueno y justo, La Palabra de Dios, todos sus pecados,

DAR PARA SER ABSOLUTAMENTE LIBREPARA LA GRAN MAYORÍA ES ALGO CONTRAPRODUCENTE: DAR PARA RECIBIR… PERDONAR PARA SER PERDONADO… HUMILLARSE PARA SER EXALTADO… ¡ESTA ES LA LÓGICA DE DIOS Y, QUIEN LA BUSCA Y ACEPTA, ES TOTALMENTE SORPRENDIDO!

 Por lo cual te digo que sus pecados, que son muchos, han sido perdonados, porque amó mucho; pero a quien poco se le perdona, poco ama.

Aquella pecadora hizo mucho más que los demás “buenos hombres”. Observa que no basta con ser bueno y justo, tenemos que entregarnos sinceramente, totalmente a Dios. El Señor Jesús estaba dando una lección, poniendo a Simón en su lugar y mostrándole que el hecho de conocer bien las Escrituras, de hacer parte de una religión, de haberle invitado para cenar en su casa, y hasta incluso estar delante del Señor Jesús, no quería decir nada, mientras que no tomara la actitud de despojarse de su “yo”, reconocer sus pecados, valorar su salvación, como hizo aquella mujer.

Y a ella le dijo: Tus pecados han sido perdonados.

Y con este perdón, podemos sobreentender lo siguiente de las palabras del Señor Jesús: ¡Mujer, sé perdonada! Pero, tú, Simón, no lo serás. ¿Por qué? ¿Por qué Yo no quiero? Al contrario, ¡YO QUIERO! Estoy en tu casa, sentado en tu mesa, pero porque no te ayudas, pierdes la oportunidad, no siendo, pues, perdonado. Es por eso que tu no demuestras tu amor por Mí, porque, si te hubieras arrepentido, Yo te habría perdonado, y tu Me amarías tanto como ella y hasta harías mucho más por Mí, ya que tienes mas condiciones, conocimientos y eres más “justo” que ella.”

¿Qué fue lo que pidió esta mujer? No pidió, ofreció, dio, ni materializó su entrega. ¿Y qué ocurrió? Lo que tanto soñaba y que quería que ocurriera, que era tener la Oportunidad de recomenzar, tener una nueva vida… que fue lo que el Señor Jesús le concedió. Él perdonó todos sus pecados, ¡la hizo LIBRE, ABSOLUTAMENTE LIBRE!

Los que estaban sentados a la mesa con El comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste que hasta perdona pecados?

Quien no quiere aceptar la necesidad de buscar a Dios (observa que he dicho a Dios, no a la religión), como un hecho, quedará siempre preguntándose: ¿Por qué, cómo, quién y dónde?

No te preguntes como Dios hará el Milagro en tu vida, preocúpate en, además de invitarle a entrar en tu vida, NO OLVIDAR DE LAVAR SUS PIES, con tus lágrimas (humillándote, confesando, reconociendo, sacando todo lo que tienes dentro de tu corazón). ENJUGAR CON TU CABELLO SUS PIES – No culpes a otros de tus errores y fracasos, no te quedes esperando que nadie haga lo que tienes hacer tú. BESAR SUS PIES – proponte hacer votos, pero, sobre todo, a cumplirlos. Que la Palabra de Dios en tu boca sea vista en tus caminos, que te vean caminar en los Pasos del Señor Jesús. UNGIR SUS PIES CON TU BÁLSAMO – como lo más precioso que tienes. Da tu mejor para Dios, en todo lo que hagas. ¡Valdrá la pena!

Y no te preocupes con lo que los demás digan, critiquen o te censuren o te condenen. Deja que Dios los Juzgue.

CONTINUARÁ…

¡Dios es contigo y yo también!
Obispo Julio Freitas

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