Cuarentena – Día 11

el trono de David, la casa de Israel, por una conquista financiera, relación con Dios, servir a Dios,

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Por primera vez, fue mencionado el nombre del Señor Jesús, ese nombre es el que hace la diferencia, pues no es un nombre cualquiera.

La grandeza de su nombre, no era por cuestión de exhibición personal…   Incluso porque Él venía de una familia simple y humilde.

Pero todas las personas que Le mirasen, lo verían , no como un hombre normal, sino diferente, por ser quien era. “El Señor , Dios , le dará el trono de David, a su padre…”

¿Por qué el trono de David ?

Porque David tenía el corazón según al corazón de Dios; Hacía todo para agradarle. A pesar que no haber sido perfecto, estaba permanentemente dispuesto al sacrificio; a la entrega, porque daba prioridad a Dios.

Él reconoció, se humilló, pago el precio, pero no desistió…

Muchas personas, a veces, erran, y culpan a Dios por sus propios errores.  Su corazón, no es según el de Dios, sino de acuerdo a su propio parecer.

Sin embargo David, a pesar de sus imperfecciones, lo vemos como ejemplo de una persona que se dejaba moldear.

“…reinará para siempre sobre la casa de Jacob…”

¿Por qué no la casa de Israel?

Jacob, si prestas atención en la historia, era el hermano pequeño, pero tenía un espíritu diferente. Siempre valoraba la primogenitura – la bendición de Dios.

Pero su hermano,  Esaú, la despreciaba.

En una oportunidad, Jacob tomó posesión de la misma, no mirando riquezas o posiciones, fue porque admiraba la bendición que poseía su padre, Isaac, proveniente, anteriormente , de Abraham.

Se  hizo diferente, porque la intención de él era servir a Dios.

Y es precisamente dentro de estos que el Señor Jesús reinará para siempre: Aunque cometan errores, son personas que desean y pagan el precio que sea, por la bendición…

No simplemente por una conquista financiera o sentimental, sino por la presencia del propio Dios.

Observa: Estos dos hombres, tanto David como Jacob, ¡no eran perfectos!

Dios no escoge “perfectitos”, escoge a aquellos que se vuelven hacia Él, teniéndolo en primer lugar en sus vidas. Aquellos que anhelan, por encima de todo, el derecho de la “primogenitura”.

Sobre éstos , Dios reinará; gobernará : dominará…

¿Y tú ? ¿Has luchado con Dios y con los hombres en relación a la bendición de la  primogenitura? Porque tal vez luchas por cualquier otro tipo de bendición, física o por una necesidad que “grita” en el momento…

Pero no has hecho la diferencia. ¿Por qué?

Porque estás preocupada con tus necesidades personales…

Y, la verdad, es que éstas necesidades  sirven solo para distraernos del “objetivo”; hace que gastemos tiempo, preocupadas con aquello que no nos proporcionará algo eterno.

La primogenitura representa la bendición de Dios; la propia salvación.

¿Cuántas personas desprecian hoy en día la oportunidad de tener algo profundo con Dios… Y  aún así dicen que desean asumir un compromiso con Él?

Se intercambia la salvación por  “nada” … Por un “plato de lentejas”: Una emoción, un novio que no quiere compromiso con Dios…

En este caso, ¿cuál es tu prioridad?

Aquí  se ve la diferencia entre “Jacob” y “Esaú” … En el momento que establecemos las prioridades de nuestras vidas.

Tal vez eres fuerte; ágil en la Iglesia; dedicada y dispuesta; el pastor te admira…. Pero, en el fondo, su relación con Dios está “apagada”, ¡no generas vida!

Esaú “hacía” ; él aparecía…. llamaba la atención. Pero su fuerza interior era nula. Ahí está la importancia de dar prioridad lo que no vemos…

Poner en primer lugar algo que ni siquiera podemos tocar, revela de hecho nuestra fuerza interior. ¡Y a esto se le llama Fe!.

¡Es una fuerza viva!

 

Quiero que pienses en ésta situación…

No sé cuales son las actitudes que has tomado, pero estas revelan a quien das prioridad: Si gana , tu preocupación con los demás, o la preocupación de ser para Dios alguien irreprensible.

Me acuerdo de Jacob y de sus luchas con Dios:

Ya era rico; Ya tenía esposa; su vida “organizada”… Entonces, ¿qué motivo tenía para luchar?

Él no aceptaba ser considerado “tramposo”; “engañador”, como dictaba el significado de su nombre…

El no lo aceptó…. ¡Fue valiente! Y su vida cambió totalmente, desde aquel día en adelante.

Si no hay lucha, tu nombre no cambia… Continúas siendo la misma persona “tramposa” y “engañadora”.

Y esta lucha es algo personal; entre tu y Dios… Cuando odias lo que está dentro de ti y quieres que  esa bendición sea algo digno y presentable para Él.

Medita ahora en todo esto…. Y entrégate a Dios, usando tu sinceridad. Solo así, tu vida sufrirá un vuelco y jamás será la misma.

Vivi Freitas
vivifreitas.me/es

 

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