El ser humano es la principal creación de Dios entre todo lo que Él creó en la Tierra. Eso es porque fuimos creados a Su imagen y semejanza (Génesis 1:26). Sin embargo, es la única creación que decidió rebelarse contra Él, desviándose de Su plan original.
En consecuencia, aquellos que no han sido regenerados por Su Espíritu continúan poseyendo un ADN defectuoso y corrupto, como explica el apóstol Pablo:
“Ahora bien, las obras de la carne son evidentes, las cuales son: inmoralidad, impureza, sensualidad, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, enojos, rivalidades, disensiones, sectarismos, envidias, borracheras, orgías y cosas semejantes, contra las cuales os advierto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.” (Gálatas 5:19-21).
Sin embargo, quienes reciben el Espíritu del Dios Vivo tienen dentro de sí el ADN Divino, es decir, poseen una elevada conducta moral y espiritual, y manifiestan Su fruto en sus actitudes, comportamiento, pensamientos e incluso en su discurso. Aquellos que poseen el Espíritu Santo llevan vidas que reflejan la forma en la que Jesucristo vivió durante Su tiempo en la Tierra.
“¿Cómo sé si he recibido el Espíritu Santo?”
Muchos de los que hoy buscan el bautismo con el Espíritu Santo ya se han hecho esta pregunta. Si bien puede parecer una pregunta complicada, la respuesta puede ser bastante sencilla: observando los frutos manifestados en tu comportamiento.
“[…] Así que, por sus frutos los conoceréis.” (Mateo 7:20)
El Espíritu Santo produce el carácter de Dios dentro de ti. Sin embargo, si tras este autoanálisis llegas a la conclusión de que aún no lo has recibido, ¡no te desanimes!
El Espíritu Santo nos da la oportunidad de buscar Su presencia todos los días, y en la Iglesia Universal tenemos varias reuniones diseñadas para ayudarte a lograr este objetivo.
Nuestras reuniones semanales del estudio bíblico se llevan a cabo los miércoles a las 19:30h (también a las 7:00h, 12:00h y 16:30h). Estas reuniones están diseñadas para guiarte hacia una relación íntima con Dios y enseñarte cómo recibir Su presencia permanente.
¿Por qué no incluir estas reuniones en tu agenda semanal? Simplemente trae tu Biblia, tu cuaderno y bolígrafo, para que puedas seguir el mensaje.
Todos son bienvenidos, sin importar su origen religioso, forma de vida, género o edad. Ven a recibir la guía de la Palabra de Dios, que no discrimina, sino que es personal para todos.