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¿Cómo es un matrimonio feliz?

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¿Cómo es un matrimonio feliz?

Yo sé, parece un título un poco sin noción… ¿Cómo puede alguien tener que escribir lo que es un matrimonio feliz? ¿No sería eso algo obvio para todos?

Infelizmente no. Por el número de matrimonios que aconsejamos, la realidad es triste. Las personas piensan que es normal vivir discutiendo, insultándose, anulándose el uno al otro, tolerando traiciones físicas y virtuales, fingiendo no saber de las amistades inconvenientes, en fin… un matrimonio feliz es un intercambio de amor. Por amor, tu dejas aquello que te atrapa: sea amistades, costumbres, hábitos, comportamientos, etc. Voy a hablar de mi matrimonio, pero no es solamente en el mío que sucede eso. Veo que pasa eso en el matrimonio de mis padres y de muchas amigas mías que viven un matrimonio feliz.
Por amor, Renato, que siempre fue una persona muy tranquila en casa; me cuenta sobre su día y me pregunta por el mío. Por amor, yo, que siempre me gustó salir y socializar, me alegra tener una vida tan serena. Por amor, Renato, al que le gustaría trabajar hasta no aguantar más; deja todo y pasa tiempo conmigo.

Por amor, procuro cuidar de todo en casa, desde las finanzas hasta el curso de los quehaceres domésticos. Hoy, tengo a una persona que me auxilia en casa, pero no es por eso que dejo de priorizar mi hogar. Raramente discutimos, y cuando discutimos, en realidad es un debate sobre diferencias de opiniones y, a veces, llegamos a la conclusión de que no estamos de acuerdo. No todo es hecho a mi manera, y no es por eso que me siento anulada, al contrario. Me gusta saber que mi marido está al frente de todo, que él toma la decisión final -eso me pasa la seguridad de que tengo un protector y un cuidador, un verdadero marido. ¡Odiaría sentirme la cabeza de la relación! A veces, soy impulsiva y eso sería un peligro para nosotros dos, jajaja.

Mi manera de ser es más de ir y hacer lo que viene a mi cabeza, diferente a la manera de ser de él, que tiene más los pies sobre la tierra, que analiza mejor antes de hacer cualquier cosa y esa diferencia es la que nos complementa. A veces, él precisa de mi empujón y, otras veces, yo preciso del freno de él… Nuestras diferencias nos hacen bien. A nosotros nos gusta demostrar cariño uno por el otro, no solamente cuando estamos en casa sino en público también. No nos avergonzamos ni un poco :-). Si nos dieron ganas de abrazarnos, de darnos un beso; ahí estamos nosotros haciendo eso donde quiera que estemos. Nos gusta mirarnos el uno al otro y hablarnos con los ojos… Uno de los momentos que más nos gusta es cuando reímos, entonces nos hacemos bromas, contamos cosas graciosas que sucedieron en el día, nos acordamos de escenas graciosas que asistimos en la televisión, en fin… aprovechamos la risa de ambos. A medida que yo respeto a mi marido, él me respeta a mi también. Respeto el tiempo de él y el respeta mi tiempo. Respeto su manera de ser tranquilo y él respeta mis momentos con mis amigas. Respeto la forma económica de ser de él y él respeta mis gastos dentro de nuestros límites de presupuesto. No guardamos secretos el uno del otro y sabemos dónde está el otro todo el tiempo…

Ambos tenemos placer en servir a Dios, en ayudar a las personas, en tener amistades dentro de nuestra propia fe, en hacer lo que hacemos diariamente. Después de comenzar a trabajar para ayudar a los matrimonios, el nuestro mejoró un 100%. Antes era bueno, pero hoy es demasiado bueno. Este post no es para causar envidia y sí para exponer, amiga lectora, lo que yo quiero decir cuando digo que tu también puedes tener un matrimonio feliz.

Eso no es solo para mí ni para mis amigas, eso es para todas las personas que quisieren hacer lo que nosotros nos dispusimos a hacer. Un matrimonio feliz da trabajo, pero vale la pena. Ven tu también a invertir en tu vida amorosa en la Terapia del Amor, los jueves a las 20h, solamente en inglés o en portugués. Tengo certeza de que, una vez que comiences, en breve no te reconocerás.

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