Deudas, quiebras, pérdidas, humillaciones. ¿Está viviendo los peores días de su vida? ¿Abandonado por familiares y amigos? Nadie espera experimentar tragedias, pero sepa que, sin importar cuán grave sea la situación, aún es posible cambiar el rumbo de su vida.
La Biblia da un ejemplo del nieto del rey Saúl, “[…]Este tenía cinco años cuando de Jezreel llegaron las noticias de la muerte de Saúl y Jonatán, y su nodriza lo tomó y huyó, pero sucedió que, en su prisa por huir, él se cayó y quedó cojo. Su nombre era Mefiboset” (Samuel 4:4).
Como nieto del rey Saúl, Mefiboset tenía un futuro garantizado. Pero no se imaginaría ser el blanco de una tragedia. La primera la muerte de su abuelo y su padre, y la segunda, cayéndose y quedando cojo mientras huía.
Tras esta historia, para muchos puede que insignificante, se extrajo las siguientes enseñanzas para ser llevadas a su vida económica y profesional.
Aprenda de sus errores – ¿Qué errores cometió para llegar a esta situación? ¿Confió en quien no debía? ¿Gastó lo que no podía? ¿Intentó ayudar a alguien y lo engañaron? Cuando el corazón está por encima de la cabeza, tiende a ser más difícil decir no, y de esta manera algunas personas se aprovechan de las personas así, que actúan con el corazón. No se deje llevar por los sentimientos, ni trate de complacer a todos.
No se haga pequeño o se sienta inferior- Ante el rey David, Mefiboset dijo: “¿Quién es tu siervo, para que tomes en cuenta a un perro muerto como yo?” (2 Samuel 9:8). La forma en que se vea a sí mismo hace toda la diferencia. Mírese a sí mismo como un vencedor, dé oídos sordos a las voces negativas, persevere, porque su honor llegará.
Tenga fe verdadera – Con fe obediente en la Palabra de Dios, sucede lo imposible. Si es necesario, Él usará personas para ayudarlo a comenzar de nuevo. Eso fue lo que le sucedió a Mefiboset, el rey David se enteró de su condición y lo ayudó, “No temas, porque ciertamente te mostraré bondad por amor a tu padre Jonatán, y te devolveré toda la tierra de tu abuelo Saúl; y tú comerás siempre a mi mesa”(2 Samuel 9:1-13).
Dios puede hacerle vivir bien de nuevo. No importa dónde esté o su situación. ¡No se rinda!
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