¿Buena suerte? ¿Mala suerte?…

hijos de Dios, por su buena suerte,

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Hay una historia china de un granjero de edad que tenía un caballo viejo para labrar sus campos. Un día, el caballo se escapó a las montañas y cuando los vecinos del granjero se compadecieron del señor por su mala suerte, el granjero respondió, “¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién sabe?”

Una semana más tarde, el caballo regresó con una manada de caballos salvajes de las montañas y esta vez, los vecinos felicitaron al granjero por su buena suerte. Su respuesta fue, “¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?”

Después, cuando el hijo del granjero trató de domesticar a uno de los caballos salvajes, se cayó y rompió una pierna. Todos pensaron en la mala suerte. No el granjero pues su única reacción fue, “¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?”

Unas semanas más tarde, el ejército desfiló por el pueblo y reclutaron a todos los jóvenes capacitados que encontraron allí. Cuando vieron que el hijo del granjero se había roto una pierna, lo dejaron pasar. Ahora, ¿fue eso buena suerte, mala suerte o quién sabe?

Aquellos que viven por la fe no cuentan con la suerte. Ejercitan su autoridad como hijos de Dios para que suceda lo que no existe.

Obispo Celso Junior

ONE Comments

  • Vanesa

    15 October 2014

    Buenas tardes Bispo: Es verdad cuando uno es de Dios uno no cree en la buena o mala suerte , al contrario uno es determinado y cree únicamente y exclusivamente en la palabra de Dios. Porque ella es verdadera. Bendiciones.

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