Desde los inicios de la humanidad se ha identificado la necesidad de intercambiar productos como una forma de adquirir lo necesario para la supervivencia. Hubo un tiempo en que los bienes no perecederos desempeñaban el papel de dinero, como el cobre, los cereales, el oro, la plata y la sal.
Eso fue hasta que evolucionó hasta convertirse en el sistema que ahora conocemos como dinero, que puede encontrarse en forma de efectivo físico o dinero electrónico.
Considerando que el dinero es un instrumento utilizado para realizar intercambios comerciales en la sociedad, hay que admitir que es necesario. Sin embargo, puede ser una verdadera trampa, ya que las riquezas son una de las innumerables debilidades del ser humano.
Hoy en día, el dinero se considera uno de los caminos hacia la felicidad. Un estudio realizado por la Escuela de Negocios de Harvard, en Estados Unidos, con cuatro mil millonarios de varios países, identificó un panorama interesante.
Aunque ya habían alcanzado la cifra de millones, una cuarta parte de los entrevistados afirmó que para ser “felices” necesitarían que su riqueza aumentara un 1.000%.
¿Llegaría la felicidad si lograran este objetivo o sería necesario ir más allá para comprender que “tener” no se puede traducir en “ser”?
La necesidad de tener siempre más dinero y hacer lo que sea necesario para ganarlo no es la solución a los problemas, sino su origen, como aconseja la Biblia:
“Pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo y en muchos deseos necios y dañosos que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, por el cual, codiciándolo algunos, se extraviaron de la fe y se torturaron con muchos dolores.” (1 Timoteo 6:9-10).
Sin equilibrio, quienes anteponen el dinero a todo lo demás quedan cegados por el resplandor del mundo. Hay personas que por amor al dinero no hablan con un familiar, matan, roban y engañan. De hecho, el dinero es un gran siervo, pero un terrible patrón.
El mayor peligro es que el dinero da una falsa sensación de seguridad, por eso quien se deja llevar por este sentimiento comienza a poner los logros en el lugar de Dios, empieza a decir que ya no tiene tiempo para Él y empieza a pensar que es la fuerza de su propio brazo que los llevó a tantos logros.
El Señor Jesús incluso advirtió sobre valorar lo eterno en lugar de priorizar lo temporal:
“No os acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde ladrones penetran y roban; sino acumulaos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban; porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.”. (Mateo 6:19-21).
Para no perderse en este viaje, es necesario ajustar el enfoque en la dirección correcta.
La verdadera prosperidad implica abundancia en todos los ámbitos de la vida, empezando por la vida espiritual. Sin embargo, para lograr este equilibrio es necesario aliarse con Dios. Esta es la base de las reuniones de la Prosperidad con Dios, que se llevan a cabo los lunes en todas nuestras Iglesias Universales.
Si deseas aprender más sobre cómo puedes construir tu vida financiera y alcanzar tus sueños basándote en la Palabra de Dios, no te pierdas estas reuniones fortalecedoras.
Evento: Prosperidad con Dios
Fecha y hora: lunes a las 19h30 (también a las 7h, 12h y 16h30)
Ubicación: En la Iglesia Universal de Finsbury Park