Si Dios fuese alma, Su comunicación con los seres humanos sería directamente del Alma Divina hacia el alma humana. Quiere decir, de Corazón a corazón, de Sentimiento a sentimiento, de Emoción a emoción.
Entonces, podríamos sentirlo.

Si Él fuese Materia, Su comunicación con nosotros estaría sujeta al cuerpo humano. Se presentaría en forma humana, no sólo por un tiempo como hizo Jesús, sino todo el tiempo.
Entonces podríamos verlo, sentirlo y tocarlo hoy, como lo hicieron Sus discípulos.

Como Dios es Espíritu, Su comunicación con la criatura humana está sujeta solamente al campo espiritual. Del Espíritu de Dios hacia el espíritu humano, de la Suprema Inteligencia y Sabiduría hacia la inteligencia humana. Y eso sólo es posible por medio de la fe. La fe aplicada en Su Palabra.

A partir de ese tipo de fe, fe ejercitada y practicada en obediencia a la Palabra, la comunión con Él se torna real.

Confieso que es algo difícil de explicar y más difícil aun de entender. Sólo quien ya tuvo una experiencia personal con el Espíritu Santo puede comprender.

Por esta razón, hemos comenzado un nuevo Ayuno de Daniel que durará hasta el 2 de Septiembre,  en el cual los sedientos están invitados a llegar a la Fuente y a tener el derecho de disfrutar del tipo de fe que produce beneficios eternos.

Medite en esta enseñanza y descubra el secreto de la fe que funciona:

“Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. Él respondió: Sí señor, sin embargo no fue. Dirigiéndose al segundo, le dijo la misma cosa. Pero este respondió: No quiero; después, arrepentido, fue.
¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre? Ellos dijeron: el segundo.” Mateo 21:28-31