Cada individuo es único y tiene su propia personalidad, pero una cosa que todos aprecian es el respeto. Se siente bien llegar a un lugar y ser recibido con calidez y ser tratado con consideración. Los actos de respeto nos hacen sentir valorados e importantes. En cambio, la falta de respeto puede crear incomodidad, inseguridad y división. Ahora bien, si nosotros, como simples seres humanos, apreciamos el respeto, ¿cuánto más lo hará Dios?
En toda su grandeza, Dios se preocupa profundamente por cada uno de nosotros. Esto es evidente en el hecho de que envió a su Hijo Unigénito para salvarnos. Sin embargo, muchas personas desestiman este increíble sacrificio porque se han contaminado con perspectivas mundanas y han perdido su reverencia por lo sagrado. El mal ha estado trabajando incansablemente para que las personas pierdan su conciencia de lo que es sagrado, simplemente porque esto aleja a los seres humanos de Dios. Cuando estamos lejos del Creador, sus planes divinos no se cumplen y prevalece el sufrimiento.
Es común escuchar a la gente decir que ciertas cosas son “sagradas” para ellos, sugiriendo que no podrían vivir sin ellas. Lo mismo ocurre en el ámbito espiritual: lo sagrado es esencial y no se puede pasar por alto en la vida de una persona; merece nuestra máxima atención y respeto. Sin embargo, muchas cosas sagradas están siendo tratadas con desdén y falta de respeto. El Nombre de Jesús, por ejemplo, se usa a menudo en bromas o se menciona casualmente junto con malas palabras. De manera similar, no es raro ver la Biblia –las Sagradas Escrituras– siendo destrozada durante las protestas en todo el mundo.
Incluso la vida misma, que es sagrada para el Creador, no está siendo valorada. Las personas matan a quienes las rodean –incluso a miembros de la familia– por razones triviales como el dinero. El matrimonio ha sido cada vez más ridiculizado y desestimado. En resumen, el mal ha hecho que todo lo sagrado parezca anticuado con el único objetivo de evitar que las personas entren al Reino de los Cielos.
En consecuencia, influenciados por esta forma malvada de pensar, muchos han estado sufriendo en su salud, vida amorosa, finanzas y especialmente en su vida espiritual. Sin embargo, no es demasiado tarde para recuperar la conciencia de los valores sagrados. El libro de Hebreos 12:14 dice: “Buscad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.” Es hora de reevaluar nuestras actitudes y priorizar verdaderamente a Dios, respetando todo lo que Él ha designado como sagrado. A cambio, Él cuidará de nosotros, brindándonos todo lo que necesitamos para vivir una vida bendecida tanto aquí como en la eternidad.
En la Iglesia Universal, estamos dedicando noviembre como “El mes de lo sagrado”. Aprovecha esta oportunidad para honrar a Dios y fortalecer tu relación con Él participando en nuestras reuniones diarias en la Iglesia Universal en español, especialmente los domingos a las 12h. Esperamos verte, ¡y Dios también!