Nadie en su sana consciencia, no importa cuán hambriento esté, después de haber estado enfermo se comería su propio vómito. Solo de pensarlo nos daría nauseas.
“Como perro que vuelve a su vómito es el necio que repite su necedad.” (Proverbios 26:11)
Vemos a muchas personas diciendo en oraciones que no volverán nunca más a sus pecados, a su vieja vida… pero luego hablamos con esas mismas personas y nos cuentan cómo no pudieron resistir y regresaron a lo mismo. Y la razón por la cual esto es muy común, es porque mucha nunca miró sus pecados y sintió asco de ellos, como si estuvieran mirando su propio vómito.
El Señor Jesús es tan bueno, que una vez que nos arrepentimos, Él no sostiene nuestros pecados contra nosotros. Pero para que eso acontezca, debe haber un VERDADERO ARREPENTIMIENTO. Y el arrepentimiento es exactamente eso; un sentimiento de asco por nuestro pasado y nuestros pecados hasta tal punto, que nunca pensaríamos en volver a ellos porque solo pensar en ello nos hace sentirnos enfermos del estómago.
Si cuando usted lee este mensaje y usted tiene dificultades constantes en permanecer sin volver al pecado; hay una gran posibilidad de que usted no se halla arrepentido verdaderamente. El Señor Jesús puede perdonarle por lo que sea que haya ocurrido en su pasado, pero la condición es que usted verdaderamente siente asco de lo que sea que usted halla hecho, y nunca más regrese a ello.
Que este mensaje sea el comienzo de su vida libre de pecado.
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