Comunión con Dios, la Palabra de Dio,
El diablo es como un león que ruge y siempre busca personas para devorarlas. Y cuando encuentra una brecha, ¡se lanza! Por eso, cerrar las puertas que le dan acceso a nuestras vidas es extremadamente crucial. Además, dos puertas que utiliza el diablo para infiltrarse en nuestras vidas son las dudas y la falta de perdón.
Cuando una persona deja que las dudas permanezcan en su mente, los espíritus malignos tendrán acceso inevitable a su vida. El diablo viene con pensamientos y sugerencias a las que podemos sucumbir fácilmente y, si no estamos atentos, podemos llegar a abrir una puerta que será difícil de cerrar. Cuando las dudas vienen, tenemos que reaccionar rápidamente dudando de las dudas y confesando lo contrario a esas dudas. En otras palabras, tenemos que creer con todas nuestras fuerzas en lo que está escrito porque la Palabra de Dios es nuestra arma más potente contra el diablo y sus mentiras.
Y lo mismo sucede con la falta de perdón porque esta actitud está directamente relacionada con guardar rencor. Siempre que nos negamos a perdonar, corremos el gran riesgo de sufrir angustia y depresión. Pero lo más doloroso es que nos alejamos de Dios porque es una rebeldía contra Su Palabra, lo cual: “Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas.” (Marcos 11:25)
Básicamente, ¡nuestro Señor Jesús nos está diciendo que el perdón es un deber! Sin el perdón, no veremos el poder de Dios en nuestras vidas, pero, peor todavía es el hecho de que no seremos salvos.
Así es, ponemos nuestra alma en riesgo de sufrir la condenación eterna. ¿Es fácil perdonar? No, pero si quieres tener la oportunidad de la salvación, ¡es crucial!
Tenemos que sacrificar nuestra voluntad diariamente y distanciarnos de cualquier cosa y cualquiera que sea un obstáculo para nuestra comunión con Dios. Mientras estemos vivos y respiremos, tenemos la oportunidad de acercarnos a Dios. Pero si no aprovechamos esta oportunidad que Él nos da, podría ser demasiado tarde. Dios no quiere que nadie perezca, mucho menos aquellos que conocen la verdad.
Por esta razón, debemos prestar atención y obedecer lo que Dios nos dice: “Buscad al Señor mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.” (Isaías 55:6) ¡Es así como se obtiene la verdadera libertad!
Ob. Alvaro Lima
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