pueblo de Dios,
¿Qué tan a menudo decimos que nuestro Dios es maravilloso y poderoso? Aun así, es posible que las personas vean nuestra vida y sea lo contrario de lo que profesamos que creemos y la realidad es que cuando le pedimos a las personas que vengan a Dios nos rechazan porque no ven la prueba del poder de Dios. No podemos aceptar ser uno de aquellos que hace propaganda de Jesús pero no tiene nada que demostrar sobre Él. Esto hace que nuestras palabras pierdan credibilidad. ¿De qué otra manera podemos demostrar a las personas que la Biblia no es una mentira sino a través de nuestras vidas?
Dios quiere resolver nuestros problemas y cumplir nuestros sueños para que podamos demostrar Su gloria a todo el mundo. Quiere que brillemos su luz para el mundo. Mira lo que dice Jesús:
“Vosotros sois la luz del mundo… Así alumbre vuestra luz delante de los hombres para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro padre que está en los cielos.” (Mateo 5:14,16) Cuando las obras de Dios se manifiestan en nosotros nos convertimos en esa linterna que brilla desde lejos y alumbra donde esté la oscuridad.
Ten en cuenta que Dios no está muerto. Él está vivo. Quiere hacer algo nuevo en la vida de aquellos que tienen oídos para oír así como lo hizo en el pasado. De hecho, Él quiere ver en nosotros lo que vio en Gedeón. La vida de Gedeón no estaba glorificando a Dios, pero él no se escondió. Estaba indignado. Incluso, se atrevió a preguntarle al ángel: “Si el Señor está con nosotros […] ¿dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado.” (Lee Jueces 6:13). Gedeón no aceptó lo inaceptable ni tampoco fue pasivo y esto llamó la atención de Dios.
El diablo es el único que quiere que seamos pasivos. Quiere que nos acomodemos con nuestra situación. ¡Pero ahora es el momento de decir basta! Y si obedecemos las mismas instrucciones que Dios le dio a Gedeón, entonces, con certeza, cosas maravillosas sucederán, porque la obediencia a la palabra de Dios trae resultados y nos hace fuertes. Cuando Dios le pidió a Gedeón que construyera un altar, tomara el segundo toro y ofreciera un holocausto, lo hizo en contra de su propia voluntad. Pero la fe de Gedeón era tal que no se opuso a Dios. Sacrificó y se deshizo de todo lo que los separaba a él y al pueblo de Dios. Puso su futuro en las manos de Dios. Esto es lo que tenemos que hacer hoy, alejarnos de las cosas que no agradan a Dios y depender totalmente de Él. Cuando hacemos eso nos convertimos en testimonios vivos que salvan almas y glorifican Su nombre. ¡Esta es la razón de nuestra existencia!
Acuérdate que Dios hasta le pidió a Gedeón que redujera su ejército y fueron al campo de batalla con una trompeta y un cántaro. Según la lógica humana, esto no tiene sentido ninguno pero cuando Dios redujo la cantidad de soldados, Él se convirtió en el ejército, demostrando la dependencia en Dios. Cuando vamos al altar le demostramos a Dios que confiamos en Él, como resultado, cuando luchamos, Él luchará con nosotros porque se convierte en nuestro ejército también y, con Él, destruiremos a los enemigos que se interponen en nuestro camino.
Hoy, los ojos de Dios están sobre nosotros y llama a los Gedeones del siglo XXI. En una época cuando parece que las probabilidades están en contra nuestra, es el momento perfecto para que los 300 de hoy se levanten y tomen posesión de las promesas de Dios. Nuestro Dios no necesita condiciones perfectas para hacer Su obra, ¡solo necesita personas de fe que tengan oídos para oír!
Obispo Alvaro Lima
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