caminata con Dios, por primera vez,
Jacob se enfrentó a muchos desafíos en su vida. Era un fugitivo de su propia casa porque su hermano gemelo, Esaú, quería matarlo por haberle traicionado con respeto a su herencia. Además, el suegro de Jacob, Labán, lo engañó al hacer que se casara con la hija equivocada y cambió su sueldo varias veces para beneficiarse del favor de Dios en todo lo que hizo Jacob.
Sin embargo, no todo salió mal; Jacob conquistó muchas cosas. De hecho, llegó a ser excesivamente rico. Tuvo animales, siervos, hijos y esposas, pero nunca consiguió vencer el miedo y no podía deshacerse del título de ‘engañador’ que parecía seguirlo a donde fuese, justo hasta el momento monumental en el Vado de Jaboc donde luchó con Dios y prevaleció (Génesis 32: 22-32). Allí, pasó de ser Jacob a ser Israel.
Hubo otro acontecimiento importante en la vida de Jacob que tiene que ver mucho con nuestra vida, pero no siempre le prestamos mucha atención.
Después de estas cosas, Dios le dijo a Jacob: “Levántate, sube a Betel y habita allí; y haz allí un altar a Dios, que se te apareció cuando huías de tu hermano Esaú” (Génesis 35:1).
¿Qué significa volver a Betel?
Betel representó el comienzo del camino de Jacob con Dios, el lugar donde construyó un altar por primera vez y entregó su vida. Allí, él aceptó el dominio de Dios sobre su vida y puso su confianza en Él.
Para nosotros, hoy en día, esto significa regresar a la fe que teníamos al principio de nuestra caminata con Dios, la fe que le agrada.
“Entonces Jacob dijo a los de su casa y a todos los que estaban con él: Quitad los dioses extranjeros que hay entre vosotros; purificaos y mudaos los vestidos” (Génesis 35:2).
¿Cuáles son los ‘dioses extranjeros’ que posiblemente se hayan deslizado en tu vida? Estos representan cosas, personas y aspiraciones que pongas por encima de Dios. Quizás, durante tu trayecto de fe, comenzaste a concentrarte más en hacer dinero, en tu familia, en la vida amorosa y en tu carrera, tanto que se convirtieron en un ‘dios’.
Quizás tu también tengas regresar a tu Betel; es hora de quitar los dioses extranjeros y de purificarte. ¿Te acuerdas de la primera vez que llegaste al UCKG, escuchaste la palabra de Dios, utilizaste tu fe y viste resultados? Dios quiere que recuerdes esa fe que tenías y te preguntes: “¿Tengo la misma fe o dejé que la polución del mundo la contaminara?”
Jacob le demostró a Dios que no había perdido la fe del principio: “erigió un pilar en el lugar donde Dios había hablado con él, un pilar de piedra, y derramó sobre él una libación; también derramó sobre él aceite” (Génesis 35.14).
Por lo tanto, la pregunta es esta: ¿Vas a seguir el ejemplo de Jacob y regresar a Betel?
OBISPO ALVARO LIMA
bishop@uckg.org
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