damos a nuestro cerebro es, la otra persona,
Es decir, yo puedo no saber que usted tiene malos ojos hacia mí. Por lo tanto, sus malos ojos no me afectarán. Pero a usted sí. ¿Cómo?
Cuando tenemos malos ojos hacia alguien, comenzamos a buscarle defectos. La orden que le damos a nuestro cerebro es: “Esa persona es mala. Encuentra pruebas de eso.” A partir de entonces comenzamos a ver todo mal:
Esa búsqueda por los defectos no tiene fin. Usted se convierte en una persona amarga, odiosa, rencorosa, cuya lengua sólo tiene veneno. Si usted tiene malos ojos hacia alguien, no hay forma que ese alguien le agrade. El problema está en usted, no en la otra persona.
Su estado es tan serio que las victimas de sus ojos malos ni necesitan castigarlo, criticarlo o defenderse. Usted ya tiene el propio castigo: la oscuridad que hay en su interior. Una rabia que nunca acaba. Una persona amargada, que sólo logra atraer amigos iguales a usted – que odian a las mismas personas. Un sentimiento de que usted es el único “perfecto”, incluso sabiendo que tal cosa no existe.
Pero, ¿por qué usted no puede ver eso?
Ah, disculpe la pregunta. Me olvidé de que usted está en la oscuridad.
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