el Señor Jesús, un Hombre de Dios, una vida irreprensible,
“… ¿Quién dice la gente que soy Yo? (…) ¿Y vosotros, quién decís que soy? Lucas 9:18,20.
Cuando el Señor Jesús hizo esa pregunta no estaba queriendo oír la respuesta para reparar los errores o defectos de ellos.
Por supuesto que el Señor Jesús sabía quién era Él, aun así, tanto la gente como los discípulos tuvieron libertad para decir lo que quisieran. Es impresionante cómo siendo Quien era, Se expuso a la evaluación humana.
¿Ya se imaginó que pasaría si les permitiéramos a las personas que conocemos que evaluaran quiénes somos realmente? ¿Qué oiríamos si les diésemos toda la libertad para hablar, sin miedo ni preocupación de ser malinterpretadas, todo lo que piensan de nosotros y quiénes somos ante sus ojos?
Cuando el profeta Samuel se acercó a Saúl para decirle quién era, Saúl no lo aceptó, dio varias excusas y mintió para justificarse. Después mostró quién era en realidad, y su fin fue trágico. 1 Samuel 15:19-21
El profeta Natán fue hasta donde estaba David para reprenderlo, para mostrarle quién era. David aceptó, no intentó justificarse, se arrepintió desu pecado y mostró que, aun habiendo cometido una monstruosidad, y habiendo pagado caro por eso, era un Hombre de Dios. 2 Samuel 12:7, 11-13
El señor Jesús no vivía metido en confusiones, no tomaba en broma Su trabajo, no se guiaba por el consejo de los incrédulos; decía siempre lo que las personas tenían que oír, en fin, tenía una vida irreprensible.
Por eso dijeron que Él era Elías, Juan Bautista o uno de los profetas, y los que Lo conocían de cerca, Sus discípulos, vieron que Él era el Cristo, el Hijo del Dios Vivo.
Y los que nos conocen de cerca, ¿qué dicen de nosotros? ¿Cuál ha sido nuestro testimonio? ¿Qué respuesta daríamos a esta pregunta?: ¿QUIÉN SOY YO?
Obispo Edir Macedo
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