pido a Dios, vida de sacrificio, vigilar constantemente,
…y cuándo deberías orar?
Mucha gente ha caído. Personas que una vez eran miembros, evangelistas, obreros, pastores e incluso obispos, hoy ya no están en nuestro medio. Y la pregunta es: ¿Por qué?
La respuesta es simple: “Sed de espíritu sobrio, estad alerta. Vuestro adversario, el diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8)
¡No me puedo escapar de él! En cuanto vivamos en este mundo, el ‘león’ siempre estará buscando una oportunidad para devorarnos.
Entonces ¿Qué debemos hacer para permanecer en la fe?
Debemos nacer del Espíritu, y para que esto ocurra, debemos seguir una vida de sacrificio. Tenemos que sacrificar nuestra propia voluntad, los caprichos de nuestra carne, nuestros deseos.
Y ¿Qué deberíamos hacer después del nuevo nacimiento? ¿Deberíamos relajarnos y no preocuparnos más de las trampas del diablo? ¡Por supuesto que no! Mira lo que dice el Señor Jesús:
“Velad y orad para que no entréis en tentación; el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.” (Mateo 26:41)
Y como esto es un error que mucha gente comete, el ‘león’ lo festeja.
Entonces ¿Cuándo deberíamos orar y cuándo deberíamos vigilar?
Bueno, orar debería ser parte de nuestro día a día, y no estoy hablando solo de orar de rodillas con los ojos cerrados; estoy hablando de estar en oración las 24 horas del día. Esto es esencial para permanecer en la fe.
Pero también tenemos que vigilar constantemente.
Te voy a dar un ejemplo simple que ilustra la diferencia entre vigilar y orar.
¿Qué haces antes de cruzar la calle? ¿Oras o vigilas? Si cierras tus ojos y cruzas la calle orando, probablemente te pilla un coche. ¿Por qué? Porque deberías haber visto ambos lados y asegurarte de que no vienen coches.
De la misma manera, deberíamos vigilar cuando vemos, oímos o percibimos alguna señal de peligro. Así sea una persona que nos esté tentando, un lugar que no sea apropiado, el internet tratando de llevarte a lo más hondo del pozo, etc. Simplemente no puedes orar en momentos así. Tienes que hacer algo al respecto, inclusive si esto significa pagar un precio alto.
Ahora, ¿Qué deberías hacer cuando no hay ninguna amenaza visible? Entonces, sí, deberías orar, pues no sabemos de dónde viene el diablo o lo qué está planeando.
Por ejemplo, cada vez que viajo en avión, le pido a Dios que proteja ese vuelo y que ponga Sus ángeles alrededor del avión. Yo no pido que me dejen ver el motor del avión o el tren de aterrizaje; ni tampoco hablo con el piloto para asegurarme de que no está borracho.
No hay mucho que yo pueda hacer en esta situación. La solución es orar –a no ser que Dios me muestre algo malo y visible con el avión. Y si ese es el caso, debo vigilar, es decir, me bajo de ese avión lo antes posible.
Vamos a poner esto en práctica en nuestras vidas. Si has nacido de Dios, sigues una vida de sacrificio, y vigilas y oras todo el tiempo, será imposible que el diablo te devore… aun así, ¡él nunca dejará de intentarlo!
¡Que Dios te bendiga!
Obispo Celso Junior
bpcelsojunior.com
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