con todo el temor, nuestra vida espiritual, Palabra de Dios, problema de su vida,
El ángel fue hasta una virgen, que no era solo pura de cuerpo por no haber tenido relaciones con ningún hombre, sino que se destacó por su pureza interna… No tenía malos ojos; no se dejaba corromper por las circunstancias.
Estamos en una época en que internet y las nuevas tecnologías, usadas de forma descontrolada, han hecho que la sociedad se deteriore, llegando a la Familia, corrompiendo así, los buenos hábitos y costumbres.
Muchas personas, de esta forma, se dejan influenciar e incluso desvirtuar por malos testimonios de personas supuestamente cristianas, pero cuyos principios están igualmente corruptos.
Han permitido que las circunstancias dicten las normas de su fe.
No viven de acuerdo a lo que está escrito en la Palabra de Dios, sino basado en costumbres y situaciones externas.
Y a partir del momento que se empieza a mirar con malos ojos, se pierde la pureza… la virginidad y “se abraza” la malicia.
No apenas la virginidad física de María llamaba la atención de Dios, por encima de todo llamaba la atención su pureza interior. Ella no se dejó contaminar…
Pero muchos se dejan influenciar por las circunstancias y por las voces del mundo, para deshacer su pureza inicial. Y es de esto que nos tenemos que guardar… de todo lo que nos intenta contaminar. ¿Qué es más importante?
¿Dios…o las personas que están a tu alrededor?
Si los demás no actúan de acuerdo a la fe verdadera, ¿es un motivo para que yo deje de ser “virgen” y pura? ¡No!
Pero muchos usan este refugio para justificar su fracaso. Hacen de esto su “buey expiatorio”.
Nuestra falta de éxito es fruto de lo que nutrimos interiormente.
Es muy importante ver como soy… Asumir mi postura, como “alma”, con defectos y fallos. Si es así, comprenderé igualmente porque las otras personas se equivocan; no comprenden o actúan de determinada forma…
Si en mi, yo no encontré perfección, no es correcto imponer perfección a los demás.
Es importante evaluarnos:
Normalmente, la mujer se compara…
Como fruto de esta comparación, o se siente inferior o juzga. Y esto, no es otra cosa que el reflejo de un problema de su vida con Dios.
Si te comparases con lo que está escrito, darías prioridad a Dios, pero como das prioridad a las personas, terminas perdiendo… Esto es puro egoísmo, porque no te ves como una persona que se ha equivocado.
María estaba en Nazaret, en un lugar simple…
Muchas personas ansían estar en un lugar “alto”; habitar en palacios, pero lo que Dios verdaderamente busca, son a aquellos que guardan su virginidad espiritual.
Así como la pureza del cuerpo físico, se conserva a través del sacrificio y la negación de los deseos carnales, así es también en relación a nuestra vida espiritual…
Somos puestos a prueba; también pasamos por momentos difíciles; pensamientos negativos o malos ojos; la duda e inseguridad, etc. Pero, cuando guardamos nuestra “virginidad” ¡no hay nada que llegué a nosotros!
Guardamos con “uñas y dientes” la salvación; con todo el temor.
Lo que va a hacer la diferencia, es exactamente a quien yo doy prioridad: ¿Dios, mi voluntad o las personas?
Nosotros tenemos el dominio; el libre albedrío, ¡justamente para decidir! Y aquí reside la diferencia: Somos nosotros quienes decidimos lo que queremos.
Y lo que plantamos, sin duda, ¡cosecharemos!
¿En quién va a invertir Dios, cómo hizo con María?
En aquellos que niegan su voluntad; aunque aparentemente “pierdan” para el mundo, “ganan” para Dios y llaman Su atención.
Pesa y evalúa: ¿A qué has dado prioridad? ¿Te has mantenido “virgen” en un mundo donde el príncipe es el diablo? Donde todo te hace pecar y es contrario a la fe…
¡Aquí se destacan los que se hacen Escogidos!
Vivi Freitas
vivifreitas.com/es
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