de ninguna manera, Eterna salvación para todos, experiencia personal con Dios, milagro de la salvación eterna, salva el alma,
Siempre escuché decir que la fe que cura el cuerpo es la misma que salva el alma. Eso no es verdad. Jesús curó a diez leprosos y solo uno volvió. Curó al paralítico en el Estanque de Betesda y después lo encontró en el Templo y le dijo: “Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor.” Juan 5:14. O sea, si volvía a pecar, le sucedería algo peor. La fe que lo había curado no garantizaba la salvación de su alma.
El hecho es que la fe de la cura Divina, la fe de la prosperidad o la fe de otras bendiciones materiales, no garantiza la salvación del alma.
“Muchos Me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en Tu nombre, y en Tu nombre echamos fuera demonios, y en Tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de Mí, hacedores de maldad.” Mateo 7:22,23
Esos muchos usaron la fe para profetizar, para expulsar demonios y para hacer milagros. Fe para el éxito. Sin embargo, no tuvieron fe para obedecer la Palabra. Al contrario, practicaban la iniquidad siguiendo sus pasiones carnales.
¿Por qué muchos experimentaron las maravillas de la fe y se perdieron? Porque los milagros de la fe exigen solo creer en las Promesas, no en sus deberes.
Por su parte, el milagro de la salvación eterna del alma exige obediencia. Obediencia a la Palabra de Dios. Arrepentirse es obedecer; obedecer es arrepentirse. Y esa es la actitud de fe que conduce al nuevo nacimiento o a la experiencia personal con Dios.
El Espíritu Santo convence al pecador de abandonar el pecado y obedecer Su Palabra. Tarde o temprano, el regenerado es transformado en una nueva criatura por el Espíritu Santo. Es Él Quien inspira a obedecer. Es Él Quien inspira a perdonar. Es Él Quien inspira al arrepentimiento. Es Él Quien da la fe, sea para el arrepentimiento, sea para la obediencia. En fin, es Él Quien conduce al pecador a Su Hijo Jesucristo.
“Todo lo que el Padre Me da, vendrá a Mí; y al que a Mí viene, no le echo fuera.” Juan 6:37
Finalmente, el Señor Jesús dijo: “¿Por qué Me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que Yo digo?” Lucas 6:46 “Vosotros sois Mis amigos, si hacéis lo que Yo os mando.” Juan 15:14 Jesús “se tornó el Autor de Eterna salvación para todos los que Le obedecen.” Hebreos 5:9
¿La fe que salva neutraliza a la fe que cura y hace milagros? No, de ninguna manera. “… buscad primeramente el reino de Dios y Su justicia (fe en la salvación y obediencia a la Palabra), y todas estas cosas (fe para milagros) os serán añadidas.” Mateo 6:33
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