Muchos participan de esta ceremonia especial de manera religiosa sin comprender su significado real.
Sin embargo, el apóstol Pablo dejó claro en su carta a los Corintios que cualquiera que participe en esta ceremonia de manera descuidada será condenado (1 Corintios 11:27).
La Biblia continúa explicando que por esta misma razón, muchos dentro de la iglesia han estado asistiendo a las reuniones durante incontables años pero siguen siendo débiles en su fe. Dando como resultado, miembros de iglesia frustrados, y lamentablemente algunos deciden abandonar la presencia de Dios.
Entonces quizás te preguntas, ¿cómo debo participar de esta Santa Ceremonia?
La Santa Cena es vital para todos los que se consideran cristianos, ya sea que sean nuevos en la fe o hayan estado sirviendo a Dios durante muchos años. Aquí hay 4 razones por las que esta ceremonia es tan esencial.
1 – Si no participamos de la Santa Cena, no formamos parte de Él.
Nuestro Señor Jesús explica mejor esto en el libro de Juan:
“(…) Entonces Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.”. (Juan 6:53)
El Señor Jesús destacó un aspecto clave del caminar cristiano en este versículo. Participar de este acto conmemorativo nos permite afirmar nuestra confianza en el Señor Jesús, reconociendo nuestra fe en el sacrificio que Él hizo en la Cruz y su poder redentor. Es decir, si no participamos, efectivamente nos aislamos de Él.
2 – La Santa Cena es un acto de comunión para la iglesia.
Esta ceremonia es un acto de compañerismo dentro de la comunidad cristiana, fortaleciendo el vínculo de su fe común y su identidad compartida en Cristo. Así como Jesús deseaba comer con Sus Apóstoles, nosotros debemos desear reunirnos y compartir la Sagrada Comunión (Lucas 22:14-15).
3 – La Santa Cena simboliza el pacto que tenemos con el Señor Jesús.
La Santa Cena fue establecida por el propio Señor Jesús, al revelar el nuevo pacto que Dios estaba a punto de hacer con el hombre a través de Su sacrificio en la Cruz (Lucas 22:20). Al igual que con el pacto anterior donde se requería sangre animal para validar un acuerdo con Dios, este nuevo pacto ahora debía ser ratificado con la sangre de Jesús.
Él derramó voluntariamente Su sangre para que nuestros pecados fueran lavados y para que tuviéramos una posición recta ante Dios. Sin Su sacrificio expiatorio, no podríamos hacer un pacto con un Dios perfecto y justo.
4 – Mostramos que lo recordamos.
“Y habiendo tomado pan, después de haber dado gracias, lo partió, y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.” (Lucas 22:19)
La travesía de Jesús a la Cruz fue un acto de amor verdaderamente desinteresado por toda la humanidad. Sin embargo, esto no garantizaba que todos aceptarían o incluso recordarían esto después de un tiempo. De ahí la instrucción específica “haced esto en memoria de mí”.
La forma en que debemos recordar lo que hizo Jesús no es simplemente recordando los hechos históricos o lamentándonos de que Él haya pasado por tanto dolor. Nos corresponde a nosotros participar en este acto de la Sagrada Comunión con profunda reflexión y la reverencia que merece, reconociendo Su sacrificio voluntario.
¡Debemos apreciar conscientemente el regalo de la salvación que se nos ha ofrecido para la eternidad y esforzarnos por vivir diariamente aceptando este regalo!
Este domingo, en todas nuestras Iglesias Universal, tendrás la oportunidad de participar de esta ceremonia especial. No pierdas esta oportunidad de acercarte a Él y agradecerle por todo lo que ha hecho por ti. ¡Te veremos allí!
Evento: La Santa Cena
Fecha y hora: Domingo 11 de febrero a las 12:00h (también a las 8:30 h y 18:00h)
Ubicación: Iglesia Universal Hispana